Por Adriana Guzmán directora ejecutiva en Brand PR Digital
Con información de agencias
Con dos guerras persistentes y la incertidumbre de 50 elecciones nacionales, la inestabilidad financiera podría agravarse en todo el mundo.
El riesgo de escalada del conflicto en Medio Oriente es la última de una serie de crisis impredecibles, como la pandemia del COVID-19 y la guerra en Ucrania, que han ocasionado profundas heridas a la economía mundial, la han desviado de su curso y le han dejado cicatrices, inyectando otra dosis de inestabilidad a una economía mundial que está batallando con las tensiones geopolíticas en aumento.
Además hay más inestabilidad en el horizonte debido a la oleada de elecciones nacionales cuyas repercusiones podrían ser profundas y prolongadas. Más de dos mil millones de personas en unos 50 países —entre ellos India, Indonesia, México, Sudáfrica, Estados Unidos y los 27 países del Parlamento Europeo— acudirán a las urnas este año. En total, los participantes en la olimpiada electoral de 2024 dan cuenta del 60 por ciento de la producción económica mundial.
En las democracias sólidas, los comicios se están llevando a cabo en un momento en que va en aumento la desconfianza en el gobierno, los electores están muy divididos y hay una ansiedad profunda y constante por las perspectivas económicas.
Incluso en los países donde las elecciones no son ni libres ni justas, los dirigentes se muestran receptivos a la salud de la economía. Este otoño, el presidente Vladimir Putin tomó la decisión de exigirles a los exportadores que convirtieran las divisas a rublos con el fin de apuntalar la moneda rusa y aplacar los precios antes de las elecciones presidenciales de Rusia que se llevarán a cabo en marzo.
Una oleada de triunfos electorales que lleven al poder a populistas furiosos podría ocasionar que los gobiernos impongan un control más estricto al comercio, la inversión extranjera y la migración, lo que sería un problema enorme ya que las políticas de ese tipo podrían inclinar la economía global hacia un mundo muy diferente del que estamos acostumbrados ya que si se reduce el comercio, se reducen los ingresos.
Lo anterior incrementa la posibilidad de caer en un “círculo vicioso”, ya que es probable que la elección de nacionalistas debilite más el crecimiento a nivel mundial y dañe el futuro de la economía.
ELECCIONES 2024
India tendrá las elecciones más grandes. Al ser actualmente la economía de mayor crecimiento en el mundo, está tratando de competir con China como el centro manufacturero del mundo. Las elecciones presidenciales de Taiwán en enero podrían aumentar las tensiones entre Estados Unidos y China. En México, los comicios determinarán el planteamiento del gobierno con respecto a la energía y la inversión extranjera. Además, el nuevo presidente en Indonesia podría cambiar las políticas relacionadas con minerales importantísimos, como el níquel.
Las elecciones de Estados Unidos serán, por mucho, las más importantes para la economía mundial. La contienda que se aproxima ya está influyendo en la toma de decisiones. Apenas hace unas semanas en diciembre pasado Washington y Bruselas acordaron suspender los aranceles del acero y el aluminio europeos, así como de las motocicletas y el whisky estadounidenses hasta pasadas las elecciones.
Esto permite que el presidente Joe Biden proyecte una postura firme respecto a los acuerdos comerciales en plena lucha por los votos. El expresidente Donald Trump, el candidato republicano más probable, ha defendido políticas comerciales proteccionistas y ha propuesto imponer un arancel del 10 por ciento a todas las mercancías que ingresen a Estados Unidos, una medida combativa que, inevitablemente, haría que otros países tomaran represalias.
Trump, quien ha imitado a los líderes autoritarios, también ha señalado que daría marcha atrás a la sociedad de Estados Unidos con Europa, retiraría el apoyo a Ucrania y tendría una postura de mayor confrontación con China.
El resultado de las elecciones podría traer cambios de gran alcance en temas de política interior y exterior, entre ellos, el cambio climático, las regulaciones y las alianzas a nivel mundial.
Hasta ahora, es variado el panorama de la economía global del próximo año. En la mayor parte del mundo, el crecimiento sigue siendo lento y decenas de países en desarrollo están en riesgo de no poder pagar su deuda pública o soberana. En el lado positivo del balance, la rápida caída de la inflación está impulsando a los bancos centrales a disminuir las tasas de interés o, al menos, a frenar su aumento. La reducción de los costos de los préstamos por lo general estimula la inversión y la compra de viviendas.
En cuanto a México, el 2024 sin duda será un año que marque un antes y un después en la vida polític. Nuestro país vivirá la elección más grande de sus historia, la cual podría significar el regreso de la oposición al poder o bien, la consolidación y continuación de la Cuarta Transformación que comenzó Andrés Manuel López Obrador en 2018, cuando se convirtió en el primer presidente emanado de un partido de izquierda.
De acuerdo con el Instituto Nacional Electoral (INE) los comicios del próximo 2 de junio serán los más grandes, pues se llevarán a cabo en las 32 entidades, en las cuales se elegirán 20 mil 375 cargos.
2024 será el año de las mujeres. La carrera por la presidencia de México inició desde agosto pasado cuando Morena convocó a los aspirantes a precandidatos a registrarse para ser considerados en una encuesta interna en la que ganó la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Por el lado de la oposición, la abanderada de la alianza entre el PRI, el PAN y el PRD es la exsenadora panista Xóchitl Gálvez Ruiz, quien pese a todos los intentos por conectar con el electorado, aparece en el segundo lugar de las encuestas, en las cuales la abanderada de Morena, PT y PVEM aparece a la cabeza
El hecho de que dos mujeres estén a la pelea por la silla en Palacio Nacional augura sin duda que México pasará a la historia por tener a por primera vez a una presidenta.
En resumen, debido a los conflictos militares continuos, los episodios crecientes de clima extremo y la gran cantidad de comicios importantes en puerta en países clave para las diversas regiones del mundo es probable que el año 2024 traiga un reacomodo político – económico nunca antes visto.
Los nuevos gobiernos tomarán decisiones políticas fundamentales que influirán en los subsidios a las empresas, la migración en gran parte del mundo, los incentivos fiscales, las transferencias tecnológicas, el desarrollo de la inteligencia artificial y los controles regulatorios, las barreras comerciales, las inversiones extranjeras, la reducción de la deuda y la transición energética sustentable.
Sin embargo, la incertidumbre tiene un efecto moderador sobre la economía. Las empresas tienden a adoptar una actitud expectante en materia de inversión, expansión y contratación, así que habrá que esperar al menos al primer semestre de este nuevo año para ver cómo se establecerán las relaciones geopolíticas y geoeconómicas.
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