Redacción
La segunda película de Carlos Santos ha sorprendido a la crìtica por el giro sorpresivo de la trama y su crítica a la volatilidad de las redes sociales y a la necesidad de exhibirlo todo
Señora Influencer, se está convirtiendo en la sorpresa del año dentro del cine mexicano. Bajo la dirección y guión de Carlos Santos (Chilangolandia), el público se embarca en un intrigante viaje que irá desde la comedia, pasando por el suspenso y desembocando en el horror. De esta manera un nuevo éxito taquillero mexicano dice presente, conquistando a crítica y audiencia por igual.
¿De qué trata Señora Influencer?
La trama sigue a Fátima (Mónica Huarte), una mujer en sus cuarenta, quien se convierte de la noche a la mañana en la influencer más famosa. Dos jóvenes influencers, Sofi (Macarena Garcia Romero) y Cami (Diana Carreiro), intentan aprovecharse de la repentina popularidad de Fátima fingiendo ser sus amigas. Sin embargo, el crecimiento de seguidores no solo atrae admiradores, sino también a aquellos que, aprovechando el anonimato, lanzan comentarios agresivos, sumiendo a Fátima en un torbellino de críticas.
La apuesta del director con su segundo filme en definitiva dio resultados por encima de las expectativas. Con una protagonista como Huarte, toda una veterana del género con participaciones destacadas en ¡Qué Viaje Con Papá! y el remake mexicano de La boda de mi mejor amigo, demuestra con maestría una versatilidad para explotar la propuesta de esta historia, robando la película de inicio a fin.
La elección del peculiar tono para esta cinta parece ser una decisión atinada, pues México se encuentra entre los países que más consume el género del horror, a la par que los filmes más exitosas han sido comedias de corte comercial. De tal manera que, un buen maridaje entre ambas vertientes, tuvo como resultado una historia que ha sorprendido gratamente a propios y extraños, pero que también hace una crítica a la volatilidad de las redes sociales, una especie de detrás de cámaras que muestra lo podrido de los influencers (los de la película), de quienes los siguen.
Ya con una distancia importante de los tiempos en los que el cine mexicano era calificado como un género en sí mismo, el último par de años ha entregado propuestas frescas que han sabido cosechar un público propio lejos de las convenciones y las ideas preconcebidas de las producciones nacionales. En el caso de Señora Influencer, nos encontramos con una propuesta que alcanza dos logros superlativos: ir más allá de las expectativas del público y construir una verdadera historia de calidad en todos sus elementos.
Un cambio necesario
Señora Influencer tomó fuerza de su manejo del suspenso y de temas actuales, como la necesidad de algunas personas de hacerlo todo público en redes sociales, dando cabida a la reacción inesperada de los espectadores, que rápidamente han corrido la voz vía internet sobre la experiencia que experimentaron en las salas de cine. Los problemas cotidianos de la vida digital, sumados a los importantes problemas de privacidad que conllevan, a la par de la excelente ejecución de una historia tan cautivadora como atemorizante, han logrado capturar el interés más allá de una audiencia de nicho.
Este tipo de éxitos también se traducen en buenas noticias para la industria mexicana del cine, pues la diversificación de contenido poco a poco hace que el público se acerque más a este tipo de propuestas, y desde luego, que los récords en taquilla se hagan presentes.
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