La noticia de que Trump tiene COVID-19 sacudió al mundo, ¿cómo afecta esto sus posibilidades de reelección? ¿es una estrategia para permanecer cuatros años más en la casa blanca?
Por Adriana Guzmán directora ejecutiva en Brand PR Digital
A tan solo un mes de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos a realizarse el próximo 3 de noviembre, el que Donald Trump haya contraído COVID puede tener grandes consecuencias políticas para su reelección.
Sin duda el que Trump este enfermo trae grandes desventajas en su carrera a la reelección ya que los días de aislamiento detendrán su intensa agenda de campaña. Lo que le restará la posibilidad de ganar votantes.
Otra aspecto negativo es que Trump es un hombre enfermo. Hacer una campaña como esta requiere de una salud sólida. Cualquier ventaja física derivada de ser más joven (74 años) que Biden (77 años) y el mejor en condición física ha desaparecido.
También enfrenta la humillación de estar infectado, cuando en múltiples ocasiones declaró al inicio de la pandemia que la enfermedad no existía. Además la recuperación podría tardar hasta 4 semanas, dependiendo de la gravedad, el tiempo justo que falta para las elecciones.
Pero aunque todo esto pueda hacer ver a Trump como el evidente perdedor de la presidencia, el que el mandatario padezca de COVID también le puede traer grandes ventajas, sobre todo cuando parece una estrategia para permanecer 4 años más en la casa blanca, veamos por qué.
Debido al virus, Joe Biden ya era muy cauteloso con las campañas face to face con sus votantes. El que Trump se haya contagiado pone en alerta al demócrata quien se espera disminuya el nivel de engagement con los electores.
Trump no es el primer mandatario en contraer el virus. Hay que recordar que el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson estuvo muy enfermo, Jair Bolsonaro, presidente de Brasil también enfermó. “Puedo afirmar que pocas personas que contraen el virus mueren realmente por él”. Este ha sido uno de los mantras de Trump durante la pandemia. Enfermarse y recuperarse del virus demostrará que tenía razón.
Además hay que recordar la historia de las elecciones en EEUU. La historia nos dice que los candidatos presidenciales enfermos a menudo ganan las elecciones siguientes como Ronald Reagan que casi muere por una la bala en 1981 para después volver como héroe y ganar a lo grande en 1984.
De hecho, los presidentes asesinados tienden a garantizar que su partido retenga la Casa Blanca en las siguientes elecciones: el asesinato de Lincoln en 1865 fue una causa de que su gran general, Ulysses S. Grant, ganara en 1868. El asesinato de John Kennedy en 1963 llevó a Lyndon Johnson a ganar de manera aplastante en las elecciones.
El presidente más grande de la historia de Estados Unidos, medido por victorias (1932, 1936, 1940 y 1944), Franklin Roosevelt, fue el más desafiado por su salud. Víctima de la poliomielitis, pasó toda su presidencia en silla de ruedas.
Morir no es por supuesto el plan de Trump, pero si regresar lleno de gloria a la Casa Blanca.
Además la enfermedad de Trump seguramente tendrá un efecto positivo en el tono del discurso político. Biden no querrá ser visto como un oponente fuerte que pisa y destroza a uno “débil”, socialmente eso no esta bien visto , por lo que este seguramente bajará muchas rayitas en su discurso contra Trump.
¿Entonces cuál sería el cierre de la estrategia de Trump para permanecer en el poder? Pues es casi seguro que los debates presidenciales serán cancelados, lo que probablemente signifique un debate nacional más civilizado, dejando esta responsabilidad a sus compañeros de fórmula la demócrata Kamala Harris y el actual Vicepresidente Mike Pence a realizarse el miércoles 7 de octubre en la Universidad de Utah en Salt Lake City.
Y por otro lado valerse de todos los medios digitales, como la cobertura de su recuperación, discursos vía remota, intensas campañas en redes sociales y vía telefónica y todo lo que asegure dejar su mensaje a los electores a distancia.
En fin ya iremos viendo durante este mes de octubre si este “As bajo la manga” le funciona a Trump en medio de la incertidumbre en lo que ha sido el año electoral más extraño e incierto y en el que está en juego no solo el futuro de EEUU sino del planeta entero.
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La estrategia de Trump incluye una intensa campaña en redes sociales y la enorme cobertura mediática de su recuperación a nivel mundial.
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