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Thelma: Una abuela en acción, una divertida aventura sobre envejecer, Crítica: By Dolly Mallet

Redacción

Con el edadismo existente en Hollywood y en la sociedad, una comedia con toques de acción protagonizada por una mujer de 94 años no es algo que se ve todos los días. Thelma: Una abuela en acción, del director Josh Margolin, es la prueba de por qué debemos tener más de estas historias: tierna, divertida y liderada por una genial June Squibb.

Tras ser víctima de una estafa telefónica, Thelma (June Squibb) se inspira en las películas de Tom Cruise y decide tomar venganza por mano propia. Con un scooter rojo y la compañía de su amigo Ben (el recientemente fallecido Richard Roundtree), se embarca en una arriesgada aventura.

Inspirado en su propia abuela, el escritor y director Josh Margolin encuentra la forma de hablar de la vejez y la muerte a través de la comedia de forma muy auténtica. Por ejemplo, en una graciosa secuencia, Thelma trata de reclutar amigos para su misión imposible al estilo de este tipo de cintas, pero se decepciona profundamente cuando descubre que todos están muertos, enfermos o no salen de casa. Además, en el proceso repite varios números de teléfono y confunde nombres.

Estos chistes, sin embargo, no son a costa del personaje, pues ella está consciente de su situación y hasta hace broma de ello. Este punto es resaltado por una subtrama en la que su nieto (Fred Hechinger) también es tratado como un niño por sus padres por ser igual de distraído, pese a tener solo 24 años. A todos se nos va la onda a veces, solo que con la edad esto se acentúa.

Tras años de carrera, una nominación al Oscar y haber trabajado con estrellas de todo tipo, es una locura que este sea el primer protagónico de June Squibb (la voz de Nostalgia en Intensa-mente 2). La nonagenaria actriz no decepciona en el papel: su precisión cómica sigue tan aguda como en sus papeles en Nebraska e In & Out. Squibb logra ser irreverente sin dejar de lado su ternura, saca a Thelma del estereotipo de la abuela adorable y nos transmite su sed de aferrarse a la vida. Gran parte de los chistes no tendrían el mismo impacto si no fuera por cómo los dice Squibb, y su manejo de la comedia física para emular secuencias de acción es también impecable. Todo esto sin restar peso a los momentos dramáticos y vulnerables de la protagonista.

Richard Roundtree (Shaft) es el compañero ideal, la voz de la razón en esta odisea. Sus conversaciones con Thelma nos dan un contrapeso a la audacia de la protagonista. También dice sus chistes con precisión, pero es un monólogo cerca del tercer acto lo que más llega al corazón y donde fuerza a Thelma y a la audiencia a confrontar la realidad.

La fotografía y la edición son sencillas pero efectivas, sobre todo cuando replican el lenguaje del cine de acción, como la cámara girando 360 grados alrededor de Thelma mientras maquina un plan o un ritmo cómicamente tenso en una secuencia reminiscente de las películas de atracos.

El punto débil de la cinta es la subtrama del nieto. Tal vez era demasiado tentador para el director crear un alter ego para la cinta, sobre todo cuando ésta nace de la relación con su abuela, pero los conflictos del joven con sus padres y exnovia nunca resultan ni tan interesantes ni tan divertidos como la travesía de Thelma. Aun así su trama no hunde la película, simplemente se siente como un desvío innecesario de lo realmente importante.

Thelma: Una abuela en acción aprovecha el talento de su protagonista y le da una historia divertida y conmovedora sobre las realidades de la vejez. Nos demuestra que no importa la edad, siempre hay algo nuevo por lo que sorprenderse.

“Thelma: Una abuela en acción” está disponible en cines mexicanos

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